
La experiencia del dolor crónico
En situaciones de dolor crónico puede aparecer una magnificación de la experiencia de dolor debido al largo periodo de tiempo en que los síntomas no se han aliviado. Esta experiencia puede verse reforzada por circunstancias tales como el entorno (cambios del tiempo), las expectativas («Si tengo este dolor, ¿no será que estoy haciendo algo mal?»), una búsqueda de significado («¿Por qué a mí?»), y/o normas culturales («Lo que cuesta hay que sufrirlo»). Sus percepciones (creencias, actitudes, estado anímico) afectan en gran manera a su experiencia de dolor crónico.
Cuando el sistema del dolor funciona bien, actúa como señal de alarma de algún peligro o daño. En cambio, cuando el sistema se desborda o empieza a responder indiscriminadamente, puede revelar la presencia de estrés físico o emocional. Como resultado, la persona experimentará aún más síntomas (como cansancio, tensión muscular o insomnio). Estos síntomas adicionales son el resultado del estrés que el dolor crónico produce.
El tratamiento del dolor crónico
En los últimos 35 años , el tratamiento de los pacientes con dolor crónico ha experimentado mejoras muy importantes debido fundamentalmente al cambio del concepto de dolor. Se ha pasado de aplicar un tratamiento paliativo unicamente centrado en tratamientos medico-farmacológicos a emplear una aproximación multidisciplinar en la que distintos profesionales como fisioterapeutas y psicólogos trabajan en conjunto para conseguir resultados más eficaces y duraderos.
Durante meses o años, la persona con dolor crónico ha ido experimentando un estímulo doloroso de manera constante. Esto afecta a diferentes aspectos de la vida de la persona que lo sufre:
• En el plano biológico, vive con una señal que normalmente requiere una exclusiva atención y urgencia.
• En el psicológico, experimentará emociones como ansiedad, depresión y abandono.
• En el nivel conductual, probablemente comenzará a volverse menos sociable; habrá abandonado ciertas actividades o la compañía de los demás.
• Cognitivamente, puede llegar a creer que es incapaz de asumir ningún reto, o habrá agotado su ingenio imaginando cómo salir de esta situación.
• En el nivel espiritual, seguramente se sentirá abandonado y abatido. Y culturalmente, se encontrará luchando contra las normas o expectativas que regulan el sufrimiento.
Cómo puede ayudarme la psicología
La psicología pone al servicio del tratamiento del dolor técnicas como la respuesta de relajación o los ejercicios de respiración, para ayudar a contrarrestar los síntomas del estrés que habitualmente mantienen y amplifican la experiencia del dolor.
Algunas de las metas que se plantea la psicología son las siguientes:
• Comprender la experiencia del dolor de manera multidisciplinar.
• Aumentar de diversas maneras el nivel de realización de actividades placenteras así como las relaciones sociales, posibilitando una salida al estado de aislamiento en el que progresivamente va sumergiendo el dolor a las personas.
• Controlar la manera en que estas deben avanzar hacia la realización de actividades, a interpretar sus sensaciones de dolor, y a añadir actividades placenteras y ejercicio en sus hábitos diarios.
• Identificar y cambiar los pensamientos negativos o de derrota, así como las distorsiones de lo que realmente está sucediendo.
• Mejorar las habilidades comunicativas para estimular la autoestima y la asertividad requerida para identificar necesidades y expresarlas.
• Aprender técnicas de solución de problemas para enfrentarse al dolor permitiendo que la persona participe de nuevo en la sociedad de una manera plena, y también que pueda conseguir las metas que se había propuesto.